Lo que es de Pep es de Pep. El resto de Laureano. El hombre que revolucionó la filosofía de Barcelona llegó de Cantabria. Hablaba poco, pero pensó mucho. Dirigía a un equipo de niños derrotados por un equipo patrocinado por una marca de cerveza. En un partido en Barcelona les metieron 9 goles. En el año 1972 el presidente de los blaugranas, Agustí Montal, estaba furioso: "Derrotado por unos vendedores de cerveza.". Le sentó muy mal.
Y se lo llevó a él, a Laureano Ruiz, nacido en 1937. Había jugado hasta los 28 años, con el Racing de Santander y en Torrelavega, pero era entrenador desde la cuna. En la cabeza. El primer día en Barcelona, le dijo al señor Agustí Montal: "Yo no formo atletas. Instruyo a los jugadores. De cada mil que vienen aquí, quedará un campeón. Para el resto, al menos quedará la formación".
Y luego: "Formé dos equipos. Uno con jugadores de 18 años de edad y otro con chavales de 15 años que sabían cómo pasar la pelota. De 10 partidos, los jóvenes de 15 años sólo perderán uno. Tal vez ". Así nació el tiqui-taca. Técnica, técnica y más técnica. Antes que Cruiyff. Antes que Pep.
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