EL DIARIO MONTAÑES
Ahora que el mundo del fútbol está localizado en el Barsa, ahora que todos los expertos -y Messi es el ejemplo más claro- elogian el trabajo de La Masía y, sobre todo, ahora que todo el planeta fútbol está rendido al juego del equipo de Guardiola, me parece de justicia señalar que sin Laureano Ruiz nada de todo lo que ahora se dice hubiera sido posible. Con la llegada de Laureano a Barcelona, a principio de los años setenta, a dirigir el fútbol base del Barsa, se produjo una auténtica revolución tanto en los principios deportivos como en los pedagógicos. Laureano aplicó sus conocimientos que había puesto en marcha en Santander mientras alternaba su tiempo de jugador en la Gimnástica, con el de entrenador del Infantil del Racing -que así se llamaba en aquella época el equipo juvenil del Racing- y Juvenil del Rayo y, además de hacer equipos supercompetitivos que fueron campeones de España en repetidas ocasiones, enseñó una nueva forma de jugar y de entrenar. Y esa escuela sigue vigente, con los cambios lógicos que el tiempo impone, en La Masía. Pero hay más todavía: el aire, el estilo de los equipos de Laureano es el que se instaló en el Barsa desde la llegada de Johan Cruyf y Carlos Rexach, conocedores del sistema empleado por Laureano y que desde entonces es el ideario del juego del equipo. Un equipo que ocupa todo el ancho del campo y lo aprovecha, que se desdobla por las bandas a enorme velocidad, que siempre llega un jugador por la otra banda a la espera del cambio de juego, que defiende desde el primer delantero y que siempre el lateral por donde no discurre el juego del contrario hace de cierre, que el portero siempre busca sacar a las bandas, que el equipo mantiene la pelota en un rondo gigante - rondo que Laureano fue el primer entrenador que yo recuerde en practicar en las sesiones de entrenamiento hasta que se produce el desmarque en profundidad. Así jugaban los equipos juveniles de Laureano hace cuarenta y cinco años. Por cierto, que en uno de ellos jugaba de medio un Toure Yaya de la época, Elíseo Aja, hoy uno de los constitucionalistas más brillante del Estado español y que acaba de ser elegido miembro del Consejo Catalán de Garantías Estatutarias y seguro que también hoy sabrá quitar la pelota al contrario y dársela al compañero mejor situado.
Laureano fue el que llevó, plantó y cuidó durante mucho años la semilla que lleva tantos años dando los frutos que sus continuadores, con un respeto enorme a su trabajo, están consiguiendo, pero el autor de todo ello tiene nombre y apellidos: Laureano Ruiz Quevedo.
PANCHO MORA (ex-jugador y ex-presidente del Racing)
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