miércoles, 25 de junio de 2014

El señor Ruiz e l’invenzione del futuro

Artículo traducido de Andrea Fani en la Gazzeta dello Sport


Lo que es de Pep es de Pep. El resto de Laureano. El hombre que revolucionó la filosofía de Barcelona llegó de Cantabria. Hablaba poco, pero pensó mucho. Dirigía a un equipo de niños derrotados por un equipo patrocinado por una marca de cerveza. En un partido en Barcelona les metieron 9 goles. En el año 1972 el presidente de los blaugranas, Agustí Montal, estaba furioso: "Derrotado por unos vendedores de cerveza.". Le sentó muy mal.

Y se lo llevó a él, a Laureano Ruiz, nacido en 1937. Había jugado hasta los 28 años, con el Racing de Santander y en Torrelavega, pero era entrenador desde la cuna. En la cabeza. El primer día en Barcelona, ​​le dijo al señor Agustí Montal: "Yo no formo atletas. Instruyo a los jugadores. De cada mil que vienen aquí,  quedará un campeón. Para el resto, al menos quedará la formación".

Y luego: "Formé dos equipos. Uno con jugadores de 18 años de edad y otro con chavales de 15 años que sabían cómo pasar la pelota. De 10 partidos, los jóvenes de 15 años sólo perderán uno. Tal vez ". Así nació el tiqui-taca. Técnica, técnica y más técnica. Antes que Cruiyff. Antes que Pep.

martes, 24 de junio de 2014

Laureano Ruiz, el abuelo del Pep Team

Artículo traducido del artículo de Miguel Lourenço Pereira
http://www.futebolmagazine.com/laureano-ruiz-o-avo-do-pep-team

Toca, toca, rondo, rondo. El ADN de Barcelona se construyó en torno a esta idea. Pero mucho antes de que Guardiola aterrizara en el banquillo del Camp Nou. Y la paternidad del concepto tampoco es, como muchos todavía piensan, de Johan Cruyff. En 1972 un técnico que llegó de Cantabria con ideas debajo del brazo y cuando se fue, seis años más tarde, se fue dejando un club con un legado para el mundo. Laureano Ruiz, el hombre de la idea, es el abuelo olvidado del equipo que se ganó a los aficionados en los cuatro rincones del mundo.


La génesis del tiki-taka

Fue culpa de una cerveza, un equipo de fútbol patrocinado por una fábrica de cerveza, la Damm, por el que el Barcelona despertó a una dura realidad. En 1972 su método de entrenamiento no era ni siquiera el mejor de Cataluña y no podía competir, en ese momento, con la realidad del fútbol español en la última fase del franquismo. El último título nacional ganado por el F.C. Barcelona era del año 1960 y no parecía que el perfil de los jugadores que salían fueran capaces de dar vuelta a la situación de su cantera. El presidente Agustí Montal pidió a sus asesores acerca de quién podría ser el hombre ideal para cambiar esta realidad. Laureano Ruiz, fue la respuesta unánime. Semanas más tarde llegó de Santander, con una maleta llena de papeles y manuscritos, muchas ideas en su cabeza, el hombre que iba a marcar un antes y un después en la historia del club blaugrana.

En un pequeño escritorio que había en el Camp Nou el entrenador cántabro descubrió el espíritu arcaico que había en la formación y desarrollo del club. Cualquier jugador por debajo de 1.80 metros era rechazado en un principio, la mayoría de los ojeadores se limitaban a buscar en el entorno geográfico de Cataluña y cada equipo de infantil a secundaria, jugaba de la manera que le parecía mejor a su entrenador. La desorganización era absoluta y había que efectuar un cambio fundamental de todos los conceptos. El balón, para Ruiz, sería la pieza central de las futuras generaciones de club.


Inspirado por el equipo húngaro de los años 50, dirigido por Gustav Sebes, el nuevo coordinador de la cantera blaugrana primero entendió la importancia de mantenerse fiel a una idea, a un modelo. Decretó que todos los equipos del club deberían seguir tres conceptos básicos y fundamentales: un juego de posesión, un sistema táctico común y un régimen de entrenamiento que mezclaba el aspecto físico con el control de balón. Aquí nació el 3-4-3 que pocos años más tarde Johan Cruyff adaptó en su 'Dream Team'. Allí nació un equipo capaz de mezclar jugadores atléticos como Alexanko, Bakero, Puyol y Busquets, con los futbolistas que habrían sido previamente descartados. Guardiola, Messi, Xavi e Iniesta nunca habrían jugado en el club si no fuera por Ruiz. Y, por último, la obsesión por la pelota, la doctrina del rondo, la necesidad de tocar y recibir constante, comenzó a germinar. Poco a poco, los resultados en la formación siguieron la idea de Ruiz y su nombre aumentó de peso dentro del club. Pero aún era temprano, demasiado temprano. El club sospecha de un entrenador que valora más a un pequeño creador que a un atleta de alta competición y, sobre todo, de su sistema táctico que, para muchos, parecía demasiado arcaico en una era donde el 4-4-2 era santo y seña . Ruiz luchó como Don Quijote, contra molinos de viento en los pasillos de las direcciones, con los principales ayudantes técnicos. La llegada de Rinus Michels, el técnico holandés que en el Ajax había seguido un paradigma similar fue un apoyo emocional para el cántabro. Pero fue Johan Cruyff, que aterrizó en Barcelona en 1974 para hacer historia, que aprendió a ver más allá de la niebla y darse cuenta de que la ideología de la formación de Ruiz tenía más sentido que lo que muchos habían imaginado.

La experiencia en el primer equipo

En 1976 el club despidió al alemán Hennes Weisweiller, que había brillado con el Borussia Mönchengladbach. No había otras opciones en el mercado, y la directiva se volvió hacia Ruiz y le invitó ser el primer entrenador. Los cuatro años de trabajo en la cantera habían servido para definir el camino. Como entrenador del primer equipo trató de aplicar los mismos principios, pero el tiempo de posesión de balón todavía no había llegado al Camp Nou. Con un Cruyff decadente, el técnico intentó apostar por un 3-4-3 con el peruano Sotil como falso extremo y al holandés y Reixach como delanteros móviles. La idea no funcionó, y perdió la liga, el equipo perdió ante el Atlético de Madrid en la Copa del Rey y con el Liverpool en las semifinales de la Copa de la UEFA. Ruiz puso su puesto a disposición del club, diciendo que es más necesario en la estructura de la cantera. Pero la dirección de Montal, decepcionado con la falta de resultados inmediatos, piensa de otra manera y despide al entrenador que vuelve a Santander a guiar al Racing. Un año más tarde, Josep Lluis Núñez ganó las elecciones en el club blaugrana y realizó una fuerte inversión en la construcción de una pequeña casa al lado del Camp Nou para dar cabida a la formación de la cantera del club: La Masia.

El legado de Ruiz es esencial para la evolución de Barcelona. Los primeros jugadores jóvenes que comienzan a trabajar en el año 1972, son los que, una década más tarde forman parte del equipo central que devuelve el título de campeón en Barcelona, ​​tras más de una década. Cuando Cruyff aterriza como entrenador en jefe en 1988, viene con el mismo idioma que Ruiz, con el mismo sistema táctico en la cabeza y sin los prejuicios que habrían condenado a Guardiola y Sergi Barjuán. Veinte años después de la llegada al club barcelonista de Ruiz el Barça ganó su primera Copa de Europa jugando un 3-4-3 ensayado por el  cántabro, tratando de mantener el balón a toda costa y mezclando verdaderos atletas como Koeman, Bakero o Salinas con artesanos con clase como Guardiola y Laudrup.

Desde entonces, el club ha sufrido altibajos en su apuesta por el producto de la casa, pero la forma de entrenar y preparar canteranos no se ha sometido a ningún cambio drástico. Las palabras de Ruiz siguen pasando de generación en generación. A pesar de no tener derecho ni a una referencia en la historia del club, los que viven en las entrañas de Barcelona, ​​conocen el papel clave de Laureano Ruiz en la profesionalización del club y en la definición de una idea que ayudó a convertir al club en más que un equipo con títulos.

domingo, 22 de junio de 2014

F.C. Barcelona, jugar es innegociable

En octubre de 1973, los jóvenes de Barcelona se vestían y peinaban como él. Su estilo desenfadado, rebelde y de genio incomprendido las volvía locas. El club de la ciudad estaba sumido en una crisis deportiva, 14 años sin ganar la liga eran demasiados para una entidad que no dejaba de sumar socios. A finales de aquel mes, el F.C. Barcelona ocupaba la penúltima posición de la tabla hasta que llegó él.
Johan Cruyff llegaba del Ajax de Ámsterdam con un Balón de Oro bajo el brazo y avalado por una carrera fuera de lo común. El impulso del holandés fue mayúsculo, y el club consiguió revertir la aciaga situación de principio de temporada para acabar ganando el título gracias a él. Cinco años permaneció en Barcelona, logrando revitalizar a un equipo que había perdido la fe en sí mismo. Antes de abandonar la capital condal como jugador, coincidió con Laureano Ruiz, su penúltimo entrenador, del cual obtuvo la materia prima de lo que en unos años sería el sello de identidad del club.
“El juego actual de ‘tiki-taka, jugadores importantes y títulos nace en la época de Laureano Ruiz”. Así de tajante se mostraba Ramón Moya, exjugador del Barcelona Atlètic y exentrenador del Espanyol. “El trabajo era mucho más vertical hasta entonces, con delantero centro puro y menos rondo, menos toques”, comentaba el ilerdense. Fue ese juego el que llamó la atención a Cruyff, pero no sería hasta un futuro todavía lejano cuando el de Ámsterdam dibujaría su propio estilo a partir de las pinceladas de Laureano Ruiz.
El impulso del Johan Cruyff futbolista, no obstante, solo alcanzó para ganar una Liga en su primer año y una Copa del Rey en el último de los cinco que jugó bajo la sombra del Camp Nou. El juego, tras su paso, fue el de un Barcelona peleón, luchador y aguerrido que no acababa de enganchar a su sufridora y creciente afición. Un equipo de raza, al que le faltaba algo. Eso comentaba Jorge Sastriques, especialista en historia del fútbol y seguidor del F.C. Barcelona desde niño.
Tal y como apuntaba el periodista Emilio Álvaro, “el Barça ‘preCruyff’ tenía un palmarés que no se correspondía con su potencial social y económico. Tenía los recursos, pero le faltaba un plan”. En abril de 1988, la plantilla dijo basta a la presidencia y la dirección del club, como recuerda Sastriques. En el conocido ‘Motín del Hesperia’, los jugadores pidieron públicamente la dimisión del presidente Núñez por su mala gestión y, fruto de ello, se obtuvo el plan que tanto se ansiaba. El mejor de los planes: Johan Cruyff.
Diez años después de su marcha como jugador, el holandés regresaba al club que le vio triunfar en España, a la ciudad que le marcó de por vida. “Cruyff intentó reformular el ‘fútbol total’ que puso en práctica en el Ajax y amoldarlo a las condiciones del Barcelona, un equipo en total depresión” explicaba Jorge Sastriques. “En la temporada 88/89 estuvieron a punto de destituirle, pero el título de Copa del Rey obtenido en Mestalla le salva de ello. Sus dos primeras temporadas no fueron buenas porque hubo un período de adaptación en el que Cruyff comenzó a implantar el estilo y el equipo tardó tiempo en asimilarlo”.
En 1994 les apodaban el ‘Dream Team’. Habían cogido el nombre del legendario equipo de baloncesto que ganó los Juegos Olímpicos de Barcelona ’92, su ciudad. “La clave del éxito del Barça fue el fútbol intuitivo, lúdico, alejado de todo rigor táctico”, describía Emilio Álvaro. “Cruyff despreciaba la zona y la estrategia, marcaba al hombre. No quería atletas, sino peloteros; pero no jugar para ellos, quería implicarlos a todos, crear una idea coral. Enseñó a ganar a un club perdedor.” Ramón Moya, serio y sereno, también expresaba el mismo pensamiento: “buscaban jugadores que fueran técnicamente buenos, que no perdieran el balón”.
Cuatro Ligas, una Copa del Rey, una Recopa y una Copa de Europa después, el Barcelona tuvo que afrontar otra final continental, esta vez en Atenas. “Fue el declive de la era Cruyff, el equipo llegaba eufórico, estaban todavía celebrando la Liga que habían conseguido pocos días atrás. El Barcelona, posiblemente, cuajara el peor partido de esa época histórica”, se lamentaba Sastriques. El rigor táctico del Milan de Fabio Capello barrió al Barcelona de una final que “estaban seguros que iban a ganar”.
tumblr_m0mdasRYfL1qfxktpo1_1280
Sobre el desenlace de esa final, Emilio Álvaro argumentaba que Cruyff supo que el ciclo acabó en Atenas y, actuando en consecuencia, “cortó cabezas, pero se equivocó en la elección de los sustitutos. En su última temporada, dio una vuelta de tuerca y volvió a fallar en los puestos clave, por lo que quedó debilitado y el presidente Núñez se atrevió a destituirlo sin medir lo que su leyenda había generado. Cruyff no era un entrenador más, era un referente”. Con su destitución, el Barcelona entró en una época oscura e irregular, se privó de su esencia y abandonó la excelencia.
Joel Castillo es un joven estudiante de periodismo que sueña con cubrir los partidos de su F.C. Barcelona en un futuro. Nacido en una avanzada época ‘postCruyff’ sus primeros pasos en el barcelonismo no fueron muy prolíficos, y recuerda con nostalgia que “fue una etapa convulsa, donde la regularidad no era el punto fuerte del Barcelona, le costaba ganar partidos”. La llegada de otro holandés al banquillo, Frank Rijkaard, fue el primer paso del retorno a la élite más absoluta, aseveraba Castillo. “El paso al Barcelona de Rijkaard fue un paso adelante, el cambio era necesario. Recuerdo un equipo sólido y un juego bastante aceptable en comparación con el Barcelona actual”.
Es inevitable comparar. Sobre todo en fútbol, donde cualquier época pasada pudo ser mejor, dependiendo del filtro con el que se mire. Gerardo ‘Tata’ Martino llegó al Barcelona de rebote, tras la obligada baja de Tito Vilanova a causa del cáncer. Facciones del Camp Nou se dividen en la defensa o crucifixión de un técnico que ha tenido el infortunio de aterrizar en un mundo nuevo para él que, en ocasiones, le supera en muchos aspectos. El estilo de juego, diferente o similar, no ha acabado de calar, y la comparativa le va haciendo añicos, merecidos o inmerecidos. No obstante, la equiparación no es con Frank Rijkaard, como apuntaba Joel Castillo.
“Pep Guardiola es un hombre que vive el fútbol, está las 24 horas trabajando para hacer lo que él cree en el campo”, “Guardiola fue la mano derecha de Cruyff en el terreno de juego, su equipo combinaba el buen juego con los resultados”, “las dudas sobre Guardiola se disipan el día de su presentación, leyó bien que debía sanear el vestuario”. Ramón Moya, Jorge Sastriques y Emilio Álvaro, respectivamente, coinciden con la gran mayoría del sentir ‘culé’: Johan Cruyff les hizo grandes; Pep Guardiola, eternos.
El juego brillante del Barcelona en la época del técnico de Santpedor hizo que el Camp Nou corroborara que “siempre se puede ganar jugando bien” lo que, según Emilio Álvaro, demanda la afición. El golpe brusco de la salida de Guardiola dejó al equipo nuevamente alicaído, con la misma sensación que tuvieron 16 años atrás tras la marcha de Johan Cruyff. Un año continuista de la mano de Tito Vilanova tuvo que ser cortado de raíz por la enfermedad del que fuera mano derecha de Pep Guardiola. Tras él, llegó Martino.
“La afición ha de entender que es claramente un periodo de transición, donde los jugadores veteranos llevan el peso de la institución. Intuyo un tiempo de autogestión, ‘Tata’ y Bertomeu están de paso”, recalcaba Álvaro, quien siente que el reto del club es evitar una transición traumática y cuenta que a la excelencia solo la obtendrá alguien de la casa, con ‘ADN Barça’. “Para triunfar, hay que volver a los orígenes”, decía Joel Castillo.
El Barcelona no se entiende sin su pasado. Sin Cruyff, sin Rijkaard o sin Guardiola es imposible comprender hoy a Gerardo ‘Tata’ Martino. Es un club ligado a unos principios y unos valores transmitidos años atrás y que otorgaron respeto y grandeza al club. Valorar al Barcelona actual es posible, es necesario. Comprender y empatizar con la afición, entender su sentir, es complicado. Hay que saber de dónde vienes para conocer quién eres. Como dijo Pep Guardiola: “no sabemos cómo acaba, pero todo empieza por la pelota”. Y en el Barcelona, jugar, es innegociable.
Artículo publicado aquí

domingo, 8 de junio de 2014

¿El Barça debe cambiar su sistema?

El Barça ha inventado una fórmula de juego especial, distinta –yo la llamo el “fútbol-fútbol-, que se ha hecho célebre y copiado en todo el mundo. Sin embargo, en el momento presente, muchos dudan del mismo  –incluso los propios técnicos- y también tenemos a los que consideran que está caduco y debe desaparecer. Igualmente existen los que piensan que debe existir un Plan B, para emplearlo cuando, durante el encuentro, las cosas no vayan como se han programado. Todo me parece absolutamente erróneo. Los grandes equipos de la historia del fútbol (Arsenal de los años 30, River Plate de los 40, Madrid de Di Stefano y Barça de Kubala en los 50, Hungría de Puskas en los 60, Holanda de Cruyff y Brasil de Pelé en los 70, este país con Zico en los 80, el Milan de Van Basten y Baresi en los 90 y, finalmente, el Barça de Cruyff y luego de Guardiola), han jugado siempre de una forma muy determinada, diferente, lo que les daba un “sello” peculiar, singular, que les caracterizaba y les hacia superiores. Por ello, el Barça debe continuar con su juego, corrigiendo los defectos que siempre han existido y los que han llegado porque los rivales han sabido contrarrestarlo. A los partidarios del Plan B decirles que, por propia experiencia, sé muy bien lo difícil que resulta conseguir un juego casi perfecto a base de repetir día tras día el Plan, con las mismas ideas, movimientos y gestos técnicos. Imposible lograrlo, cambiando constantemente los planes y disposiciones.



LA HISTORIA
Pero hagamos un poco de historia. Este estilo de juego nace en los años 70 con unos Juveniles que ganaron cinco años consecutivos el Campeonato de España y luego continuó en el Barcelona Atlético (este conjunto y los Juveniles, siempre que se enfrentaron como entrenamiento al primer equipo de Cruyff, Rexach, Migueli, Marcial, etc. les superaron y vencieron. Claro que en los Juveniles estaban Fortes, Corominas, Sanchez, Moratalla, Estella, Calderer, Pedraza, Carrasco, Serrat, Salva y muchos más, luego profesionales). Aunque el sistema siguió perenne en el fútbol base, renace en el Barça cuando llega Cruyff como entrenador, al implantarlo en todos los equipo. Tanto con Cruyff, como luego con Guardiola, el sistema obtuvo un gran éxito por la sorpresa que originaba en los contrarios. Sobre todo hubo tres motivos fundamentales
  1. Lograr que los rivales “no tocaran balón” a base de un juego mareante con combinaciones y pases muy coordinados, hizo que los rivales sufrieran y padeciesen (poseer el balón y conseguir que el rival no lo alcance, psicológicamente  es un arma terrible. Principalmente para los grandes equipos, acostumbrados sus futbolistas a ser ellos los que manejan el esférico; el no poseerlo pese a sus carreras y deseos, les humilla y desmoraliza).
  2. Otra cuestión que sorprendía y desconcertaba a los contrarios era la transición o paso del ataque franco a una brutal defensa, que les hacía recuperar el balón inmediatamente de perderlo. En su época “de oro” el Barça marcó más goles de esta forma, que en los ataques abiertos, ya que el rescate inesperado se producía cerca de la puerta adversaria.
  3. Luego estaban las penetraciones por el centro, hasta muy dentro del área rival, consiguiendo goles antológicos. Ante los “rondos” que se formaban en la zona central, los defensas rivales se adelantaban para conseguir la pelota y, entonces, Messi, Xavi, Iniesta, Pedro, etc., penetraban como el cuchillo por la manteca, gracias a su habilidad e inteligencia.



YA NO HAY SORPRESAS
Los contrarios, lentamente, han ido encontrando fórmulas idóneas para contrarrestar dicho juego. Veámoslo:
  1. Seguir con el balón cuando el rival quiere poseerlo, aparte del factor psicológico que antes hemos reflejado supone casi la garantía de ganar el partido. Ahora bien, tenerlo cuando el rival te lo cede, no supone detentar ninguna seguridad de ganar el encuentro (hay equipos –Atlético de Madrid y otros- que dejan al rival la posesión del balón, para aprovechar sus errores y vencerle). Los rivales del Barça, reconociendo su inferioridad, le han cedido el esférico y los 11 jugadores se han metido en la “cueva” – el área propia y sus cercanías-, para defender, no dejar espacios y tener mucho campo para montar contrataques.
  2. Respecto a la recuperación del balón inmediatamente de perderlo, ahora no tiene el éxito de antaño y no porque los jugadores del Barça hayan aflojado. La realidad es que los rivales, avisados, si no tienen un contrataque claro, envían la pelota fuera de banda o hacia el campo contrario, mediante un “patadón”. Lo importante es no perderla atrás.
  3. Con la colocación masiva atrás de los contrarios, el Barça sigue, empecinado, buscando la penetración por el centro. Hay tantos rivales allí y “la vía del tren” tan estrecha, que siempre un adversario corta la jugada. se debe atacar por las bandas y hacerlo con tres jugadores próximos al balón y con jugadas preparadas: la “doblada”, la “pared”, el “pasillo”, el “solapamiento”…, con ello el rival no tendrá superioridad numérica y se puede llegar al fondo para coger de revés a los defensores.



LAS CORRECCIONES
Conocer los adversarios el sistema del  Barça, debe suponer en sus técnicos, para contrarrestar, muchas correcciones y algunas variaciones. Vean las que considero más convenientes:
  1. El Barça –sus diversos equipos-, realizan unos magníficos entrenamientos en los que los jugadores desarrollan pases, regates, “rondos”, etc., pero el trabajo es demasiado unilateral. Los tiros a gol con oposición –por el suelo y aire-, no se ejecutan y lo mismo sucede con el juego de cabeza. Luego en los partidos no hay tiros lejanos, ni se sabe defender los córners y faltas.
  2. Los tiros desde lejos son el mejor antídoto cuando el rival está dentro de su “cueva” (¡cuantos goles marcó así Deco, algunos tras rebotar el balón en un contrario!). Respecto al juego de cabeza, muchos partidos se deciden por este gesto (el Barça lo sabe muy bien y no solo por el gol de Godín, que decidió la Liga).
  3. Con ambas acciones, entrenándolas cada día, se consigue una mejora extraordinaria. Y olvídense de la estatura para el cabeceo. Los mejores rematadores de la historia del fútbol, no son altos: Pelé (1’70), marcó mas de 300 goles con la cabeza, superando a verdaderas “torres”. Luego están Seeler (1’69), Zico (1’71), Di Stéfano (1’74), Santillana (1’75), Kocsis (1,77)…
  4. Pero también se deben corregir los pases. El juego de todos los equipos azul-granas se basa en el “toquemos”, “toquemos”, “la jugada ya aparecerá”. Nunca valoran la calidad de los pases. ¿Son iguales uno hacia atrás, otro en horizontal al pie, otro al espacio libre y, finalmente, un pase sobre la carrera del compañero y donde no esperan los contrarios? Es decir, todos los entrenadores deben enseñar a sus jugadores a imaginar, crear, pensar e inventar, para que desarrollen un fútbol pleno de engaños y fantasía. Y los del Barça, también.
  5. La fórmula del Barça de atacar constantemente, “ahogando” al rival, creo que debe cambiarse al ser tan conocida por los contrarios, aunque el “fútbol-fútbol” debe continuar. Analicemos. El ataque incesante, continuo, tiene su talón de Aquiles, en la posición y misión de los centrales. Al jugar tan adelantados deben ser muy veloces ya que en ocasiones, tienen que recorrer “a muerte”, 30-50 metros libres que quedan a sus espaldas y además, ser infranqueables en los duelos individuales porque, aunque no marcan “al hombre”, muchas veces se enfrentan en un “1 contra 1”. Si el rival desborda, se irá directo a la portería.



PUYOL Y “EL MISTERIO”
  1. Desde hace más de cuatro años vengo repitiendo que los “grandes” del Barça son Messi (el mejor), Xavi (el fútbol), Iniesta (la magia) y Puyol (el “misterio”). Los periodistas inmediatamente me preguntaban: “¿qué significa “el misterio”? Mi respuesta: “que nadie conoce la vital función que desarrolla Puyol, al resolver los graves problemas que se generan por el adelantamiento general del equipo”.
  2. Supongo que tras jugar muy mermado y luego desaparecer de las alineaciones, lo que viene provocando infinidad de ocasiones de gol de los contrarios, el mundo futbolístico se habrá enterado de lo que anuncié, con poco éxito
  3. Y ahora envío otro vaticinio a los técnicos del Barça. No queráis encontrar otro Puyol entre los defensas, porque no existe. Hay muchos que juegan muy bien, porque su labor es muy cómoda. Actúan muy arropados por los compañeros y siempre con superioridad numérica sobre los rivales, lo cual facilita enormemente su labor (lo habitual es 4 defensas, contra 2 delanteros). Debéis buscar  los en otros puestos de mayor dificultad y esfuerzo. Por ejemplo Yaya Touré sería un central perfecto para el Barça (ya lo demostró).
  4. Por todo lo expuesto creo que el Barça debe seguir, en ocasiones, atacando y adelantando a todo el equipo. Pero si el rival deshace el asalto y desborda parcialmente a los azul-granas, éstos deben efectuar un veloz repliegue general, hasta las proximidades de su área. Se pretende que sus jugadores batidos recuperen la posición, reducir el campo de maniobra del adversario y montar el contrataque.
  5. También en algún partido, o en parte de los mismos, el Barça debe ser el que se venga atrás, a su campo, buscando que el rival salga de su “cueva” y contratacarle (el mejor ataque, es el contrataque).
  6. Quede claro que no se habla de hacer un equipo nuevo, como propugnan muchos técnicos. Afortunadamente el Barça no es “viejo” y sus mejores jugadores –excepto Xavi que todavía debe seguir-, están en la mejor edad para jugar al fútbol.


Artículo publicado en el Diario Sport el 1 de junio de 2014 



martes, 8 de octubre de 2013

Entrevista a Laureano Ruiz en el 9 Esportiu



"Hace 40 años, Xavi, Iniesta y Messi no habrían jugado en el primer equipo"

Laureano Ruiz llegó al FC Barcelona en 1972, con Agustí Montal de presidente, para hacerse cargo del juvenil. Durante cinco años seguidos ganó el campeonato de España y, para muchos, fue quien puso la semilla de los conceptos futbolísticos del Barça actual.


Laureano Ruiz (Escobedo de Villafufre, Cantabria, 21 de octubre de 1937) es una eminencia en el fútbol de formación. Adelantado a su tiempo, la metodología de entrenamiento que él ya aplicaba en los años setenta, en los más de seis años que estuvo en el FC Barcelona, aún sigue vigente hoy en día. Él introdujo el concepto del rondo y el sistema 3-4-3, que posteriormente se harían famosos con Cruyff, y revolucionó el fútbol de base del club. La temporada 1975/76 dirigió durante trece jornadas el primer equipo, sustituyendo Hennes Weisweiler.




Valdés, Montoya, Piqué, Puyol, Alba, Busquets, Xavi, Cesc, Pedro, Iniesta y Messi. Qué pensó cuando el 25 de noviembre de 2012, en el Ciudad de Valencia, vio durante más de sesenta minutos un FC Barcelona formado íntegramente por futbolistas hechos en la Masia?
Para mí fue una satisfacción máxima. Una enorme plenitud. Este era mi deseo, mi sueño de futuro desde el primer día que llegué a Can Barça. Ver coincidir en el césped aquel día contra el Levante a once jugadores hechos en casa me hizo recordar toda aquella gente que cuarenta años atrás me había dicho que estaba loco [risas].
Y un once lleno de bajitos...
Efectivamente. Cuando llegué a Barcelona a muchos les molestaba que yo fichara futbolistas de estatura pequeña. Decían que el fútbol era sólo para jugadores altos y fuertes. Gran error. Con los años ha quedado demostrado que esto no es siempre así, pero entonces no había manera de hacerlo entender. Por muy increíble que parezca, en mi época, Xavi, Iniesta y Messi no habrían llegado nunca al primer equipo. Lo que pasaba entonces, sigue pasando ahora en muchos clubes. Recuerdo que no hace muchos años, vi jugar David Silva con la selección de Tenerife. Él tenía sólo 17 años. Hablé de él a Ramón Martínez y me dijo que con este cuerpo no podría jugar al Real Madrid. Le miraron, pero no lo quisieron y mira dónde está ahora. De hecho, la altura no importa ni siquiera en el juego aéreo. Mira Pelé. Media 1m70 y marcó 380 goles de cabeza.
En el Barça, sin embargo, este estigma ya hace tiempo que no existe.
Es cierto. Y eso fue Johan Cruyff quien lo cambió. Yo inicié el cambio, pero fue él quien consiguió romper con ello. Recuerdo que en el año 1991 Oriol Tort vino a Santander a fichar Iván de la Peña. También entrenábamos a Munitis y los hermanos Helguera, que entonces eran pequeños, pero yo sabía que ambos crecerían porque eran de crecimiento tardío. Pues bien, Tort se enamoró de los cuatro. Sobre todo de De la Peña. Me dijo: "Laureano, este chico es una maravilla". Entonces, recordando mi etapa en el Barça, le respondí con sorna: " Oriol, pero si es muy bajo. No puede jugar en el Barça". Y él me dijo que lo más importante era el talento. Yo reí y le dije: "Vaya, !que poder de convicción tiene Johan!. Parece que el Flaco por fin os ha hecho cambiar". Pero claro, Johan entonces entrenaba el primer equipo. Era el jefe supremo y yo no lo era.
Hábleme de la figura de Johan Cruyff.
Yo inicié el estilo de juego actual y una forma concreta de trabajar, fui un pionero en este sentido, y él le dio continuidad y lo perfeccionó. Apostó por mantener la misma filosofía y logró marcar una línea en el club y un modelo que todavía dura hoy en día. Es un número uno. Pero incluso un número uno necesita aprendizaje. Cruyff tenía un talento innato pero si hubiera nacido en un entorno musical habría sido un gran músico, nunca un gran futbolista. Él vivía al lado del campo de fútbol y siempre estaba en contacto con la pelota y eso le permitió crecer. El futbolista se hace, no nace. Todo se aprende.
¿Y Pep Guardiola y Tito Vilanova?
Cruyff es uno de los mejores futbolistas de la historia y su paso por el Barça fue clave. Como he dicho antes, cambió la mentalidad del club y Pep y Tito son dos ejemplos más de lo que yo llamo "fútbol- fútbol". Todos siguen la misma filosofía y el mismo sello futbolístico y han apostado por la gente joven, cosa que no hacen la mayoría de entrenadores que entrenan en la élite.

¿Cómo recuerda su llegada al club en 1972?
Fue una etapa muy bonita. Recuerdo que el Barça perdió 4-1 contra la Damm en el campeonato de Cataluña juvenil. Y el entonces presidente, Agustí Montal, dijo que no podía ser que el FC Barcelona perdiera de esa manera contra un equipo cervecero. Él y Ariño fueron quienes me vinieron a buscar. Juan Carlos, a quien yo había tenido en los juveniles del Racing, también les habló muy bien de mí y influenció en mi fichaje. Nada más llegar ya comprobé que había una penuria tremenda. De todo tipo. Oriol Tort llevaba el equipo infantil. Después había tres equipos juveniles y el amateur. Pero nada más. Y el método de trabajo que había instaurado en el club no me gustaba. Ahora, la mejor herramienta de aprendizaje para la gente joven es el primer equipo. Este Barça juega un gran fútbol y es el mejor espejo. Todos los partidos se hacen por televisión y los pequeños lo copian. El problema lo teníamos nosotros.
De usted dicen que era un entrenador avanzado a su tiempo, precisamente por su método. Usted introdujo el concepto rondo, por ejemplo.
Quizás era un adelantado a mi tiempo, pero tampoco tiene mucho mérito porque el fútbol, comparado con el baloncesto por decir uno, es el deporte que menos ha evolucionado [ríe]. Yo aplicaba una metodología de entrenamiento diferente. Antes se entrenaba un solo día a la semana. Y se aplicaba la misma metodología a los profesionales que en todo el fútbol- base. Era un auténtico desastre. No puedes enseñar lo mismo a un profesional que a un niño. Y todo era correr y correr. La carrera continua ha sido y es todavía un cáncer para el fútbol. Recuerdo un entrenador que incluso prohibía el balón en los entrenamientos porque decía que así el día del partido los jugadores tendrían más ganas... Una aberración. Pero el fútbol está lleno de entrenadores que en lugar de formar, deforman. Había algunos que incluso prohibían regatear a los niños y sólo permitían el pase .... es como si, tras cortar un ala al pájaro, luego pretendan que vuele.
Usted ganó cinco campeonatos de España juveniles con el Barça, tres contra el Real Madrid y dos contra el Murcia. Y con sistemas entonces tan revolucionarios como el 3-4-3 o el 4-3-3, que se harían posteriormente famosos con Cruyff.
El 3-4-3 que atribuyen a Cruyff ya lo hacía yo cuando entrenaba a los juveniles del Racing. Cuando llegué al Barça quise aplicar también este sistema. Recuerdo que expliqué el sistema a mis jugadores y a la tercera teórica los capitanes me pidieron permiso para poder hablar. Yo les dije que no había ningún problema y ellos me soltaron: "A nosotros nos han entrenado Kubala, Segarra... y nunca nos han hablado de eso que usted dice. "Pues procurad entenderlo, porque quien no lo asimile no jugará ", les dije. Tenía clara que esta era la manera de jugar y -efectivamente- ganamos cinco años seguidos el campeonato de España.

Antes comentaba que el Barça actual juega a lo que usted denomina fútbol-fútbol en oposición al no -juego...
Sí. El Barça actual es la herencia de lo que yo inicié hace años y que personajes como Cruyff y Guardiola, y ahora también Vilanova, han sabido llevar a la excelencia. Pero incluso este Barça comete errores. El principal, atacar en exceso por el centro. El sello Barça es la posesión, pero en los últimos años los rivales han admitido su inferioridad y se cierran en la cueva. Ahora al Barça le defienden con diez hombres y entrar por el centro resulta muy difícil. Hay que atacar por las bandas y hacerlo con dos o tres hombres. Nunca dejando la tarea a uno solo. Y el Barça de ahora tampoco chuta. ¿Recuerdas cuántos goles hacía Deco desde fuera del área?... Ahora no se chuta.
Antes decía que el fútbol es el deporte que menos ha evolucionado. En su último libro, El auténtico método del Barça, también afirma que el futbolista no es un gran atleta.
El futbolista es un deportista mediocre. Sólo destaca en una cosa: la aceleración. Hace años se hizo un estudio en Italia con futbolistas de la Serie A y la Serie B y la Serie C y la única diferencia entre los futbolistas de máxima nivel y el resto era la aceleración. Pero es un deporte que no exige como otros.
También me ha hablado de tres futbolistas. Usted afirma que Xavi es el fútbol; Iniesta, la magia, y Messi, el mejor. De Puyol también dijo que era el misterio. Con qué adjetivo definiría Neymar?
Neymar es la fantasía. Tiene estilo Barça y estoy convencido de que se entenderá perfectamente con Messi. Hay gente que dice que se anularán. No estoy de acuerdo. Si incluso las familias se unen por el amor y a menudo no sabemos convivir. Pues imagínate trasladarlo a un vestuario, lleno de egos y donde si uno juega el otro, no. Pero Neymar y Messi no tendrán este problema, porque el uno juega por la izquierda y el otro lo hace por el centro. Yo creo que se pueden complementar muy bien. Eso sí, quizás necesitará un tiempo de adaptación. Ahora me viene a la cabeza cuando el Barça fichó anRoberto Dinamita. Hacía goles como bombas en su país. El Barça lo ficha en enero. Estuvo sólo hasta febrero y aquí no funcionó. Pero claro, allí en Brasil estaban a 40 grados y aquí en Barcelona estaban a bajo cero. Suerte que Neymar ha llegado el verano y la liga empieza en agosto [ríe].


Leer la entrevista original en: Pinchar aquí

viernes, 20 de septiembre de 2013

El Barça y el pressing


En estos momentos según muchos aficionados y críticos, Gerardo Martino ha inventado el “pressing”. El, lejos de apuntarse el éxito, ha dicho: “no es algo que yo haya traído. Quizá estaba archivado”. En realidad no estaba registrado ni desaparecido, porque mejor o peor, seguía funcionando. Pero hagamos un poco de historia.

En 1970 vi jugar a Brasil, en el Mundial. Comprobé que tenía un portero y defensas muy flojos, mientras medios y atacantes –Pelé, Gerson, Tostao, Rivelinho, Jair…-, eran de una calida extraordinaria. Ante lo expuesto, ¿qué hacían los contrarios? Meterse atrás para que “los buenos” de Brasil llevaran el juego e interviniesen constantemente. Mientras, “los malos” no participaban. Vi clarísimo que a Brasil había que atacarle para que Pelé y Cia tuvieran poco el balón y el juego gravitara sobre la débil defensa.


Aquello cambio mis ideas sobre los planteamientos de los partidos. Entonces entrenaba a profesionales –el Racing de Santander- y comencé a emplear el “pressing” –y otros inventos-, basándome en el Basket, donde había equipos que lo empleaban.

En 1972 llegué al Barça y pude perfeccionarlo en los juveniles y Barcelona Atlético. Incluso lo utilicé en algún partido con el primer equipo. Por ejemplo contra el Madrid, al que derrotamos - 0-2- a domicilio. Sin embargo, mi mejor recuerdo del “pressing” es una final que jugamos contra el Murcia Juvenil, un gran equipo como lo prueba que ocho de sus jugadores eran también titulares de la Selección Española (nosotros solo uno, Tente Sánchez). Aquel “pressing” feroz, para ellos inesperado e incomprensible, les humillaba y desorientaba llevándoles a la derrota. También les impidió realizar su magnifico juego habitual. Realmente el “pressing”, si se hace bien, es como una araña gigantesca que teje su red para pillar a la presa y destrozarla.

Años después llegó Cruyff como entrenador al Barça e implantó –entre otras grandes ideas-, el “pressing”. Luego fue Rijkaard el que lo instauró. Recuerdo que en el 2004 al ir a jugar el Racing a Barcelona le dije a su entrenador, el malogrado Preciado: “El Barça te atacará constantemente, pero tu sabes mucho de fútbol y colocarás a tus jugadores de manera que romperás sus ataques. Sin embargo, el problema llegará entonces ya que si el Barça recupera el balón, te cogerá abierto y descolocado”. Los catalanes marcaron cuatro goles, todos tras perder el balón y recuperarlo inmediatamente…

Después llegó Guardiola y las primeras palabras que dijo a sus jugadores, reflejaron claramente lo que pretendía: “¡atacaremos mejor, si defendemos mejor!”. Luego el técnico principal fue Vilanova –también Roura- y ambos trataron de que el “pressing” siguiera reinando, pero este sistema debe hacerse muy bien o mejor no emplearlo.


Cómo hacer bien el pressing:

Veamos la definición del “pressing”: un movimiento colectivo del equipo –meta incluido-, hacia el rival que posee el balón, con dos o más futbolistas accionando sobre dicho contrario.

Este sistema es defensivo ya que se práctica cuando el rival posee el balón, pero por su ideología se convierte en feroz ataque contra las intenciones de los atacantes. Es una cuestión de mentalidad: cuando un equipo “presiona”, trata de lograr que los papeles se intercambien en la mente de los jugadores sintiéndose –el equipo que posee la pelota- atacado, agredido, poniendo toda su atención en defender el balón.

Es fundamental para desarrollar correctamente el “pressing” dividir el ancho del campo en tres zonas, evitando “presionar” cuando la pelota esta en la del centro. En estas condiciones el rival tiene mucho espacio para entregar el balón: a la derecha, a la izquierda, adelante, atrás o intentando una jugada individual. En las bandas el espacio de maniobra esta muy restringido y si el movimiento se efectúa correctamente, dos o mas jugadores cerrarán el paso al rival, mientras los compañeros marcarán a los contrarios más próximos para interceptar los pases. Es cierto que quedará libre algún adversario, pero serán los más alejados del esférico y, por tanto, los que tienen muchas dificultades para recibirlo.

También es muy importante que todos los jugadores aporten su concurso en el “pressing”, el cual está construido sobre un trabajo colectivo. Si un pilar falla, la casa se hunde. Es decir, si uno o varios jugadores se desentienden de su labor, el fracaso será general. Por el contrario, si el método se hace bien, el adversario estará desconcertado y si se consigue el balón hay peligro de gol, dado que los contrarios a batir son pocos y la puerta rival está próxima.

Existe la creencia de que este sistema precisa jugadores de gran poderío físico. En absoluto, como lo demuestran Xavi, Cesc, Iniesta, Alba, Alves, Etc. si el sistema se ejecuta bien, se juega solo en medio campo y los futbolistas –en defensa y ataque- únicamente tienen que hacer carreras de 6-15 metros. Sin embargo, si se hace mal hay carreras de 60-80 metros y, normalmente, de manera baldía. Por lo tanto lo más importante, lo básico, es el orden, la organización y la inteligencia colectiva de los futbolistas.

Estamos hablando de equipos –como el Barça- que hacen el “pressing” en campo contrario, pero hay otros que lo realizan en su terreno. Para ello, si atacan y pierden el balón, vuelven a su campo. Cuando el adversario traspasa la línea medianera, todo el conjunto se moviliza para desarrollar la “presión”, de la forma que hemos narrado. Para disminuir el espacio de maniobra del rival los defensores se situaran a 20-22 metros de su portería, manteniéndose en línea gracias al apoyo del “fuera de juego”. Esto obliga al meta a situarse dentro del área, pero adelantado, muy atento a cortar los pases en profundidad (así jugó el Atlético de Madrid, la final, contra el Barça).




Lean lo más valioso:

Aunque el “pressing” es una forma arriesgada y valiente de plantear los partidos, considero que no se debe emplear siempre. Si se utiliza continuamente desaparece el factor sorpresa, alertando a los rivales sobre el plan que desarrollamos y dándoles la oportunidad de encontrar la formula de contrarrestarlo (toda táctica tiene su contratáctica).

Desgraciadamente en el fútbol hay pocos técnicos que investiguen, inventen o innoven. La gran mayoría repite desde hace muchos años una frase de gran comodidad para ellos: “en el fútbol ya está todo inventado”. Luego se van a dormir.

Nosotros hemos empleado el “pressing” en algunos momentos de los encuentros –sobre todo al ir perdiendo-, en partidos determinados desde el principio al final y,  si consideraba que mi equipo era superior, no lo utilizaba dejando que el encuentro transcurriera “normalmente”.

Lee, medita y emite tu opinión…

Laureano Ruiz. Agosto 2013.